Martes, 17 de
noviembre del 2015
Por Cuauhtémoc Anda Gutiérrez
Hace unos días, el 13 de noviembre, los medios de
comunicación anunciaron la intervención de terroristas musulmanes en 7 puntos
de la bella Ciudad de París.
Cuando a las 21:00 hrs., se empezaron a oír en el
estadio Saint-Denis explosiones que
el público supuso que serían algunos fuegos artificiales, pero eran
terroristas, algunos de ellos inmolándose al estallar el chaleco que llevaban
con bombas. Varios suicidas actuaron así, durante ésta que fue su última noche.
En el estadio de fútbol donde se jugaba un partido
amistoso entre Francia y Alemania se encontraba en un palco el Presidente de
Francia François Hollande a quien de
inmediato las fuerzas especiales del Eliseo (casa de gobierno) lo sacaron del
estadio y lo llevaron a un lugar seguro, mientras tanto los ataques
continuaron, destacando el teatro Le Bataclan,
lugar donde entraron los terroristas y dispararon a la multitud inocente que
habían salido en la noche al teatro y en donde 89 de ellos perdieron la vida y muchos
quedaron heridos.
Mientras tanto en el estadio Saint-Denis el partido concluyó, pero parte importante del público
se metió al campo, sabedores que en los alrededores había gente disparando,
afortunadamente mantuvieron la calma y poco a poco, a cuenta gotas fueron
saliendo del estadio con el consejo de la policía.
Conforme avanzaba la noche se iba sumando la información
de los horrores que causaron y para la mañana siguiente se hablaba con firmeza
de 129 decesos y más de 300 heridos. Cómo es lógico y más aún después de la
masacre en la Revista Charlie Hebdo que convirtieron en un
campo de batalla porque hicieron una caricatura del Profeta Mahoma que causó
disgusto entre los musulmanes, hicieron atrocidades, hasta dos veces vimos en
la televisión que grupos de personas de pronto arrancaban a correr diciendo que
ahí venían, falsa alarma que denota el miedo colectivo que embarga a la
sociedad francés.
Por su parte el Presidente Hollande, mostrando un gran coraje aseveró “estamos en guerra” y
mandó a sus bombarderos a bombardear Raqqa,
población de Siria considerado el principal bastión del estado Islámico,
quienes se atribuyeron los atentados.
Cabe recordar que cuando todo esto pasaba se celebraba
una reunión de alto nivel en Antalya, Turquía del Grupo de los veinte (G20) que
incluye a Estados Unidos (Barack Obama), Rusia (Vladimir Putin), Canadá (Justin
Trudeau), México (Enrique Peña), etc. quienes unánimes manifestaron su
indignación a los acontecimientos y su solidaridad al pueblo francés.
Por otra parte, es interesante recordar que las tres
religiones más importantes del mundo cuentan con más de mil millones de
feligreses, tal es el caso del Budismo, Catolicismo e Islamismo y, las tres
religiones tienen un común denominador, que consiste en querer y respetar al prójimo, pero eso de
señalar que los que no simpaticen con su religión merecen la muerte, es una
tontería que solamente un pequeño grupo de ellos son extremistas, al grado que
no les importa perder su vida, pero lo que si quieren es destruir, pero ¿Por qué
París?
Al mundo de nuestros hijos y nietos debemos imaginarlo como
un mundo de paz y armonía, donde no importen colores y religiones porque no van
a ser ningún obstáculo para la paz.
Por eso me pareció muy oportuna y conmovedora la acción del
pianista que de pronto comenzó a tocar “Imagine” del genial John Lenon a las afueras
del Bataclan, esa canción es y debe ser
el mensaje del presente.
Por su parte el Papa Francisco criticó los acontecimientos
que se comentan y fue más allá al decir que le parecía una blasfemia, que usando
el nombre de Dios se quite la vida a otros semejantes.