Jueves, 06
de Septiembre de 2016
POR CUAUHTÉMOC ANDA GUTIÉRREZ
Ha tenido una
gran resonancia internacional la visita de Donald Trump a México invitado por
la Presidencia de la República cuyos resultados han traído amargas
interpretaciones sobre todo porque el Gobierno Mexicano lució una novatez en
este tema, impropio de la reconocida calidad diplomática de México.
En efecto, la
diplomacia mexicana se vio muy mal, porque eso de invitar a los candidatos
contendientes de Estados Unidos a reunirse con el Presidente de México en plena
contienda es a todas luces vetado por la larga tradición diplomática del país,
porque equivale a meterse en asuntos internos de otra nación con un triple
efecto negativo.
El primero por
el tremendo desaseo en la reunión con Trump de la que solo después de unas
cuantas horas de haber salido de México ya estaba despotricando contra México y
los mexicanos. En segundo lugar, porque Hillary Clinton dio una respuesta, esta
si dentro de los cánones de la diplomacia al señalar que no puede aceptar la
invitación para visitar al Presidente de México hasta que se sepa quien ganó la
elección de noviembre.
La tercera, es
la reacción del Presidente Barack Obama quien no puede estar contento con tan
intrépida invitación a los candidatos de su país en plena contienda, porque
equivale a que el Gobierno Mexicano se esté metiendo en tan delicado tema que
desde luego que no le compete, el que interesa a prácticamente a todos los países
del mundo y claro, el hecho de que nos interese no da derecho a entremeterse en
tan delicado asunto.
Esto equivale a
que en la elección que tendremos en el 2018, el Presidente o Presidenta de
Estados Unidos invite a nuestros candidatos, creo que los mexicanos protestaríamos
al ver que alguien ajeno se quiere meter en nuestros asuntos internos.
Reconozcamos que
el Gobierno Mexicano entre más se tarde en disculparse más tiempo será
criticado por esta falla del mundo diplomático.
Por cierto,
trascendió que la secretaria de Relaciones Exteriores Claudia Ruiz Massieu se
opuso al desatino y al no poder modificarlo presentó su renuncia. Dimisión que
no le fue aceptada.
En el trayecto
de este affaire quedó claro que
Donald Trump goza de una generalizada y pésima imagen entre nuestro pueblo por
sus comentarios públicos contra los mexicanos y demás sandeces que suele decir.