Miércoles, 22 de Abril de 2015
Por Cuauhtémoc Anda Gutiérrez
El pasado 13 de abril durante la
reunión en honor a Ignacio Pichardo Pagaza, en su turno mi esposa Esperanza
Lozoya nos pidió a los asistentes escribiéramos nuestras memorias, argumentando
razonablemente que las nuevas generaciones requieren de esas experiencias
escritas para tratar de no repetir errores en que hayan incurrido los
anteriores y también en emular y mejorar lo que ha resultado positivo.
Ante nuestro asombro, el Dr. Héctor
Mayagoitía Domínguez, con discreción procedió a repartirnos su libro biográfico
denominado “El Gobernador de la Unidad”, firmado por Luis Ángel Tejada Espino y
publicado en el 2014.
El Gobernador de Durango CP. Jorge
Herrera Caldera en el prólogo del libro dice que “el Gobernador Héctor
Mayagoitía Domínguez se ganó el cariño y el respeto de la gente de Durango.
Implementó políticas públicas y realizó obras de gobierno que sentaron las
bases para un cambio dinámico y de largo alcance. Fue notable su promoción del
desarrollo de las regiones del Estado; especialmente Las Quebradas, con una
importante obra caminera de interconexión de esas regiones y añade…
“Promovió la creación de las
primeras Reservas de la Biosfera de Latinoamérica, la construcción del Boulevard
Francisco Villa en la Ciudad de Durango, así como el rescate y restauración del
Teatro Victoria, puesto al servicio de la cultura.
“Elevó a rango constitucional la
autonomía universitaria y autorizó la construcción de la Escuela de Trabajo
Social de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) y creo el tronco
universitario de la Laguna; además de importantes obras de infraestructura en
el Instituto Tecnológico de Durango y la Escuela Normal del Estado; el
establecimiento del Centro de Investigaciones para el desarrollo regional del
IPN y la Construcción del Centro de Estudios Tecnológicos y Forestales México –
Austria”.
También se refiere a que en el
aspecto legislativo le correspondió promover la Reforma Constitucional que
instituyó en Durango los Diputados de Representación Proporcional y los
regidores de partido, fue pionero en la implementación del Plan Estatal de
Desarrollo, como instrumento de planeación de la Administración Pública; además
de la creación de la Ley de pastizales y la ley de aprovechamientos
prioritarios de los recursos naturales del Estado.
Aunque previamente el Dr. Herrera
reconoce que “Mayagoitia recibió la administración pública en un ambiente de
agitación política generada en los años anteriores, no obstante su experiencia
y calidad humana, su espíritu conciliador y la apertura que dio a la
participación del liderazgo político y social, lo mismo que a la Representación
de los distintos sectores de la sociedad duranguense le permitieron el
establecimiento durante su gobierno de un periodo de estabilidad política,
armonía y paz social, por lo que resulta un gran acierto que este libro lleve
por título “Héctor Mayagoitia, el Gobernador de la Unidad”. Obedece a una gran
verdad”.
He aquí a otro político exitoso quien
como Pichardo, con una larga carrera en la que ha pasado de felicitación en
felicitación, aunque a mi juicio, falta una muy importante, la de su propia
alma Mater, el Instituto Politécnico Nacional, donde tan importantes servicios
ha prestado. Para empezar la Ley Orgánica vigente se expidió por el Congreso en
1981 durante su administración, es la primera ley en que los politécnicos
participamos directamente en su elaboración, aunque claro el Congreso hizo los
ajustes que consideró. Vale recalcar que a sus 92 años sigue prestando en el
IPN sus servicios con la tranquilidad y entusiasmo de antaño.
Se trata de un político y un
politécnico limpio y honesto que jamás se ha visto envuelto en escándalos
políticos ni estudiantiles.
Para elaborar la actual Ley Orgánica
del IPN se establecieron foros y se hizo una consulta en todo el país promovida
en los medios de circulación nacionales, llegaron 52 propuestas de las cuales,
dado el origen del politécnico, sólo en dos se solicitó autonomía, Mayagoitía
nos dijo “vigilemos que haya autonomía académica, ¿la tenemos?, y al ver que
si, dijo eso es suficiente, las organizaciones no nos piden autonomía, no
pediremos nada”, y así salió la Ley Orgánica que se expidió en 1981.
Por esto y mucho más insisto, hace
falta un homenaje en el IPN para este gran egresado. HUELUM!!!