Martes, 30 de junio del 2015
Por Cuauhtémoc Anda Gutiérrez
En estos días en que
nos visita el rey Felipe VI y la reina Letizia Ortiz de España son
propicios para recordar la añeja relación que tenemos con la madre patria. A
decir verdad, una muy provechosa relación que pocas veces mencionamos.
Al cabo de 300 años
de ser colonia, al obtener la independencia nos encontramos con la estupenda
herencia, primero del idioma español que permite comunicarnos entre nosotros y
con el mundo, la religión católica que eliminó de nuestros horizontes los ritos
de muerte y participar en una de las religiones que en mayor número atrae a una
parte de la humanidad.
Ahora mismo recuerdo
el primer viaje que hice a Madrid donde pasé el año nuevo para recibir 1967
cuando recordé una frase de Octavio Paz quien aseguraba que a los mexicanos la
fiesta se nos daba muy bien, ahí corroboré que a los españoles también.
Asimismo recuerdo que
en 1992 al celebrarse los 500 años del descubrimiento de América (como decimos
en América) o del encuentro de dos mundos (como dicen en España), tuve
oportunidad de participar en una charla en la Universidad Complutense de Madrid,
en la misma expliqué mi óptica sobre la Conquista y al terminar mi intervención
en la sesión de preguntas y respuestas, en la que iba yo muy bien, un maestro
preguntó – Perdone Profesor Anda, ¿Por qué al tocar este tema habla usted con
cierto resquemor de los españoles?, tratando de ser lo más diplomático posible
contesté – Maestro, gracias por su pregunta, pero sus ancestros se portaron con
cierta rudeza con los y las indígenas. De inmediato me dijo: - Perdóneme
profesor pero quienes así actuaron son sus ancestros, no los míos, porque los
míos se quedaron aquí en la península.
Regresando a México
se lo conté a mis alumnos y nos pareció que el argumento de aquél maestro era
correcto. Y que los marinos que junto con Cristóbal Colón se hicieron a la mar
en la Niña, la Pinta y la Santa María eran gente del vulgo con espíritu
aventurero y los que 25 años después vinieron con Hernán Cortés a la conquista
de México, zarparon con sueños de hacerse millonarios de la noche a la mañana,
como esto no fue así, de inmediato, poco a poco se fueron quedando en estas
tierras, regresar a su pueblo con las manos vacías, era motivo de burlas,
además la esperanza de vida de la época era menor a 30 años.
Ver en la televisión
a la joven pareja que ahora reina en España nos da gusto por la vida que han
tenido, los obstáculos que han tenido que vencer, verlos jóvenes, ella muy
guapa y él muy alto, más alto que su padre que hace ver pequeños de estatura a
Peña Nieto y compañía.
En su visita, los
reyes acudirán a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para
atestiguar la firma de implantación del Sistema de Enseñanza de Lengua Española
para Extranjeros, entre el Instituto Cervantes, la UNAM y la Universidad de
Salamanca. El acuerdo se firmará en el Anfiteatro Simón Bolívar de la UNAM y el
rey dará un mensaje sobre la importancia de la enseñanza del español en el
mundo. La jornada la cerrarán en la sede de la Beneficencia Española (Hospital
Español) con la colectividad española a la que están invitadas unas dos mil
personas (Notimex,
22 junio del 2015).
Van a visitar también
Zacatecas cuya ciudad capital desde hace 25 años es de las más limpias de la
República Mexicana, merced a un grupo municipal que se esmera en mantener
limpia la ciudad, pues si algún turista tira una colilla de cigarro en el
parque central, en cinco o diez minutos llega una persona y los retira.
Desde luego el
objetivo de la visita es mejorar los lazos comerciales y de negocios entre
ambos países, ahora mismo España es el segundo cliente europeo para México y el
sexto a nivel mundial y gracias a las Reformas Estructurales que poco a poco
están entrando en operación en este gobierno, las posibilidades de mejorar la balanza
comercial son muy altas.
De España,
francamente todo nos gusta la comida, la música, su vino, la Feria de Sevilla,
la fiesta brava, el teatro, el tablao flamenco y su gente.
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