Jueves,
31 de marzo del 2016
Por Cuauhtémoc Anda Gutiérrez
Con cariño para Pery, mi esposa.
Hace unos días veíamos con gran tristeza el cielo
opaco de la gran Ciudad de México donde mi esposa y yo nacimos y donde siempre
hemos vivido con excepción de algunos años por estudios en el extranjero.
Aquí pasamos de la Ciudad más transparente que a mediados
del siglo pasado escribió Carlos Fuentes a esta inmensa urbe que se ha
extendido por todos los confines, y que alberga en el DF y la zona conurbada
más de 22 millones de ciudadanos siendo una de las 10 ciudades más pobladas del
mundo, desde luego muy lejos de los 36 millones que habitan en la más poblada
ciudad del mundo, Tokio.
Por razones de trabajo y en diferentes épocas he
visitado ocho veces esa ciudad, una de ellas fui con mi esposa y me esmeré en
hacerle notar la alta eficiencia de la red del Metro, la alta eficiencia y gran
velocidad de sus trenes en la inmensa red ferroviaria, el “tren bala” alcanza una velocidad de hasta 300 kilómetros por hora.
El tumulto se nota en el Metro en las horas pico, cuando para cerrar los
vagones, hay “rellenadores” por llamarlos así, a los que empujan a la multitud
con garrochas o palos muy largos. El tránsito en la ciudad se percibe moderado
y tranquilo. Cabe destacar que la red del Metro llega a todas partes y es el
medio que millones utilizan todos los días.
Las escenas de Tokio las guardo en mi memoria y no
pude evitar que al subir a la azotea de la casa para ver de cerca la
contaminación me estremeciera al ver una nata de un gris obscuro que acorta la
visión y que nos hace sentir mal, a esto hace 60 años la llamaron la Ciudad más
transparente.
Pero ¿Qué se puede hacer?, me preguntaba mi esposa
Esperanza, ¿qué políticas públicas se pueden instrumentar?, voceros del
gobierno señalan que hoy en día, 22 mil personas al año mueren por enfermedades
relacionadas con el aire envenenado que respiramos.
El Programa “Hoy no circula” empezó bien, pero al paso
de los años el parque vehicular de la ciudad siguió creciendo y creciendo. Hay
acusaciones respecto a que los verificentros lucran con el expediente de
hacerse disimulados ante autos, que si no fuera por una propina no pasarían la
verificación. Es claro que si tal cosa existe se debe combatir. De manera
similar se asegura que no a todos los que violan el reglamento los
infraccionan, ante la acción de la tristemente popular “mordida”.
El conductor que maneja un auto que no debería
circular calcula cuánto le cuesta que lo saquen de circulación, más el costo de
que lo lleven al corralón más la multa por lo que prefiere sobornar con una
propina al policía. Es obvio que en este renglón la autoridad debe estar más
atenta.
Los expertos académicos señalan que el Programa “Hoy
no Circula” fallo también porque empezó a tener muchas excepciones, que los de holograma
0, 00, etc., etc., y ahora nos proponen algo que ya decía el sentido común,
hace unos días mi esposa dijo: “si entre todos ensuciamos la ciudad, todos
debemos de cooperar para dejar de ensuciarla” y preguntó ¿qué sucedería si
voluntariamente todos los ciudadanos que vivimos en esta zona estamos
dispuestos en dejar de manejar nuestro automóvil un día a la semana?
Mi esposa Esperanza es docente investigadora educativa
en el Instituto Politécnico Nacional en el Centro de Investigaciones Económicas
Administrativas y Sociales (CIECAS) ubicado en el Casco de Santo Tomás y
vivimos en Ciudad Satélite en Naucalpan Estado de México y desde hace 30 años
que yo daba clases en el Casco, hacía de 25 a 35 minutos tanto en la ida como
en la vuelta, mi esposa ahora hace más de hora y media en cada trayecto, lo que
eran jornadas de “voy a trabajar con mucho gusto” en un breve lapso a salir y a
medio camino arrugar la cara y así llegar a las aulas. Nótese que en ésta caso
el beneficio es doble, porque si sale de circulación un millón de los cinco
millones que circulan es un 20% menos de tráfico, lo que alivia en buena medida
el transitar por la Ciudad de México.
Después de sesudas discusiones en diferentes foros,
las autoridades del DF anunciaron el jueves 30 de marzo que sacarían de acuerdo
al color de la calcomanía y sin importar el modelo un día de lunes a viernes a
los coches más un sábado por mes.
De inmediato se opusieron personas a que les
inhabiliten su auto un día a la semana y un sábado al mes con el argumento de
que por eso pagan impuestos, sin fijarse que hay quienes proponen que si el
principal contaminante son las fábricas, que cierren las fábricas que hay en el
área, pero esto evidentemente afectaría el empleo de muchas personas. Desde
luego, leyendo con cuidado la constitución puede uno encontrar elementos para
recurrir a la ley de amparo, sin entender los daños que esto causaría y si
pensar en la solidaridad que debemos de manifestar los ciudadanos capitalinos
que necesitamos con urgencia hacer un sistema de Metro más grande y más amplio.
Cabe señalar que el Metro de la Ciudad de México se
inauguró en 1968 y 48 años después aún hay varias Delegaciones de la Ciudad de
México que siguen sin tener Metro, como Cuajimalpa, Xochimilco y sobre todo los
municipios conurbados como Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán, etc.
Atención especial merece el transporte público de
carga y el transporte público en general de los que urge su modernización y
desde luego promover los autos eléctricos. También hay que localizar a las
industrias más contaminantes a efecto de que modernicen su tecnología. No está
por demás señalar que la gasolina que produce PEMEX es contaminante y por el
bien de todos deben de disminuir su grado de envenenamiento.
En este esfuerzo de todos no olvidemos a quienes
vivimos en la Ciudad de México que dos monstruos nos amenazan, el sobretráfico
y la contaminación que poco a poco nos está envenenando. Así que entremos con
ánimo al nuevo “Hoy No Circula” que
es por el bien de todos los que vivimos en la Gran Ciudad de México.
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