Jueves, 24 de
septiembre del 25015
Por Cuauhtémoc Anda Gutiérrez
Este miércoles 23 de septiembre en el moderno auditorio del Edificio Inteligente de Zacatenco, del Instituto Politécnico Nacional, el Dr. Héctor Mayagoitia nos invitó a la conferencia que sobre el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México dictaría el distinguido egresado del IPN, el Ing. Raúl González Apaolaza. El tema me pareció muy interesante y de moda además, conocía la seriedad y calidad del ponente.
El evento resultó como me lo suponía, auditorio lleno pero estaban previstas televisiones para que el público que llegara, las viera desde a fuera.
Brevemente nos explicó el nacimiento del actual aeropuerto Benito Juárez, allá en 1926 y cómo la demanda desde hace 25 ó 30 años fue rebasando la oferta, así que desde que era presidente Ernesto Zedillo se vió la necesidad de ampliarlo, se hicieron estudios, pero en el siguiente periodo que correspondió a Vicente Fox se trató de ampliarlo y para el efecto, se hizo el cálculo equivocado de que podrían comprar las tierras de su vecino San Mateo Atenco y ante una desafortunada negociación, machete en mano los Atenquenses lo impidieron, en este gobierno se construyó la terminal dos, pero el problema grave no eran las terminales sino las pistas que se requieren.
Nos hizo notar tres cosas, una que está limitado el número de pasajeros que se pueden atender, creando molestias e inhibiendo turistas. Dos, los aviones y el servicio de carga, la necesidad de carga crece más rápido que la de los pasajeros, de la que tampoco se puede cumplir la demanda y, tres la posición geográfica privilegiada de la Ciudad de México que se desaprovecha en materia de conexiones, es decir en vuelos que llegarían a la Ciudad para de aquí dirigir a los pasajeros a su destino final. Nos puso el ejemplo del Aeropuerto de Atlanta, que es muy grande y recibe muchos pasajeros que no se quedan todos en Atlanta sino que de ahí siguen su curso a otros destinos, esas reconexiones dejan recursos que en las condiciones actuales no se pueden aprovechar.
Básicamente por estas razones el Gobierno de México tomó la decisión de construir un aeropuerto de proporciones gigantescas.
En efecto, el actual aeropuerto tiene 730 hectáreas y el nuevo tendrá 6 veces más. Las tierras estarán a sólo 5 kilómetros del actual aeropuerto, no se utilizarán tierras de Atenco, sólo tierras del Gobierno Federal.
Tomada la decisión empezaron por diseñar un plan maestro, para tal efecto invitaron a una firma inglesa de prestigio internacional a la que asociaron con una firma mexicana el Ing. Romero.
Todo esto dentro del marco de la Ley de Obra Pública que para empezar obliga a hacer un estudio de impacto ambiental. Elaborar el estudio, por la magnitud del proyecto no fue fácil, pero además hay que depositar una fianza por si se cometen errores y si a lo largo de la compleja construcción hay fallas o desajustes del programa, les pueden suspender la obra, de tal suerte que todos los pasos subsecuentes se estudian y preparan con el rigor que la ley demanda.
Para limpiar el terreno están efectuando un programa de limpieza de flora y fauna, donde hay mil trabajadores en esa labor. Se han auxiliado con expertos en la construcción de pistas desde el tipo de pavimento hasta el detalle más mínimo. En todo proceso tienen contemplado y así lo están haciendo en apoyarse en instituciones como el IPN y la UNAM, por cierto, el Coordinador de Medio Ambiente del IPN es el prestigiado Dr. Mayagoitia quien ha involucrado a maestros y estudiantes de una siete escuelas.
En la sesión de preguntas y respuestas, hubo varias escuelas que hicieron ofrecimientos, como el Director de UPIICSA y de la ESIME, donde está la carrera de aeronáutica, a ambos se les dijo que con mucho gusto tendrían cabida, que era cuestión de platicar y ponerse de acuerdo. Esto creo una especie de atmosfera festiva, que poco nos falto para gritar un huelum.
En su turno el Ing. Platas y también el Ing. César Buen Rostro tuvieron palabras afectivas para el ponente.
De acuerdo al plan maestro, la primera etapa del aeropuerto se concluirá en octubre del 2020.
Se nos indico que la última etapa de acuerdo al plan maestro se concluirá en el 2060, cuando el aeropuerto podrá dar servicio a 120 millones de pasajeros al año, tatos como habitantes tiene ahora nuestro país y se estima que será el tercer aeropuerto más grande del mundo ¡!un gigante!!, pero volvamos a la época actual…
González Apaolaza enfatizó lo importante que fue llamar a pláticas a la gente interesada en los aeropuertos, empezando por las empresas aéreas, escuchar sus demandas, sus quejas, sus problemas y resolver los precedentes, también se platicó con agentes aduanales, agentes de inmigración, la policía, los bomberos, los pilotos, azafatas, etc.
También narró que un aeropuerto de Alemania tuvo problemas con los bomberos que dijeron que era demasiado riesgo, las autoridades no han permitido la operación de ese aeropuerto. Esto da una idea del alto grado de dificultad para satisfacer todos los requerimientos que demanda un aeropuerto.
En la sesión de preguntas y respuestas el ponente se manejo con cordura y sensibilidad, hubo siete preguntas que vinieron de Morelia, Cancún, a todas les dio respuestas concretas y directas, como suelen ser los ingenieros.
A la pregunta de ¿cómo le han hecho para tener tranquilos a los macheteros de Atenco?, primero, dialogando y hablándoles con la verdad, tratar de entender sus problemas y ayudarles y así contratamos a mil de ellos para el programa de flora y fauna, de modo que todavía andan con sus machetes, pero limpiando la zona.
Cuando se le pregunto sobre ¿qué piensan a hacer con el aeropuerto que quedará en desuso, porque parece que el Gobierno del DF se está moviendo para utilizarlo?, simplemente dijo eso sucederá, si todo sale bien, hasta octubre del 2020, cuando ya tendremos un nuevo Presidente de la República y un nuevo Jefe de Gobierno del Distrito Federal, en fin las autoridades serán otras y ya les tocará a ellos decidir, me parece que entrar ahora en una polémica es estéril. Así, con elegancia y en medio de muchos aplausos concluyo su conferencia el Ing. Raúl González Apaolaza, quien salió del auditorio en medio de nutridas felicitaciones.
A quienes lo escuchamos nos dejó con el grato sabor de boca de que los mexicanos son capaces de grandezas cuando se lo proponen.
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