Viernes,
22 de abril del 2016
Por
Cuauhtémoc Anda Gutiérrez
Este 23 de abril se cumplen 400 años de la muerte de
dos enormes escritores Miguel de Cervantes Saavedra en español y William
Shakespeare en inglés, ambos reconocidos como los mejores escritores en sus
correspondientes lenguas y sin duda ambos son ídolos en sus diferentes países y
de hecho reconocidos en todo el mundo.
En México el estado de Guanajuato a través del
Festival Cervantino para celebrar estos 400 años ha preparado música, teatro y
también el Museo Iconográfico de “El Quijote” que traerá a la ciudad de México
una parte de su acervo para celebrar los 400 años de Cervantes.
Las actividades culturales iniciarán en la capital del
país el 22 de abril, cuando se conmemoran cuatro siglos de su partida (aunque
algunas fuentes registran el 23 como fecha de fallecimiento). Onofre Sánchez
Menchero, director del MIQ, explica en entrevista que el programa se prolongará
durante tres meses e incluirá además una exposición integrada por un centenar
de obras, entre óleo, dibujo, grabado, arte objeto y escultura, que forman
parte de la colección del museo guanajuatense, todas dedicadas al Quijote y a
su ilustre autor, Miguel de Cervantes.
Este 23 de abril se celebra el Día Internacional del
Libro. Una curiosa coincidencia le dió origen. En efecto, dos de los más
geniales escritores de todos los tiempos dejaron de existir prácticamente el
mismo día. El 23 de abril del lejano 1616 era enterrado en Madrid Miguel de
Cervantes Saavedra, el mismo día que en Inglaterra dejaba de existir William
Shakespeare. Este argumento sirvió de base para crear el Día del Libro que
desde hace unas décadas se empezó a celebrar en Barcelona y que se ha expandido
a muchos países. Pero recordemos que:
Una vez que se descubre la agricultura el hombre deja
de ser nómada, se vuelve sedentario y así surgen los primeros pueblos. Con una
división del trabajo que permite a un pequeño sector transmitir sus conocimientos
a las nuevas generaciones, así poco a poco fue necesario recabar y reconocer
las experiencias y para tal efecto se fue creando y recreando la escritura, así
se tiene constancia de que las primeras civilizaciones que los utilizaron allá
en la Mesopotamia fueron los pueblos sumerios y babilonios. De hecho los
primeros Libros consistían en planchas de barro que contenían caracteres o
dibujos incididos con un punzón.
Tiempo después los egipcios, los griegos y los romanos
escribieron en largas tiras de papiro que enrollaban alrededor de un palo de
madera, escribían con plumas de junco. En el Museo Británico de Londres hay
rollos de hasta 40 mts.
A principios de la era cristiana se empezaron a
sustituir los incómodos rollos, por los Códices (que en latín quiere decir
libro), eran utilizados para registros contables y también como libros de
texto. Se trataba de cuadernos de hojas rayadas hechas de madera, cubierta de
cera de tal suerte que se podía escribir sobre él con algo afilado.
Entre las tabletas de madera se podían insertar hojas
adicionales de pergamino, posteriormente fue aumentando el número de pergaminos
y así se conformaron los libros. La palabra Códice forma parte del título de
muchos manuscritos antiguos, en especial de muchas copias de libros de la
Biblia.
En Europa, durante la Edad Media en los conventos
fueron los monjes quienes escribieron los libros, generalmente de temas
religiosos. Como puede uno percatarse cada libro se hacía a mano. También en la
Edad Media se empezaron a ilustrar con dibujos realizados en tintas doradas y
de otros colores.
Por su parte en el Oriente los Chinos en el Siglo II
d. C. elaboraron libros constituidos por largas tiras de una mezcla de cáñamo y
corteza donde escribían con pluma o pinceles de junco, que se envolvían
alrededor de cilindros de madera para formar un rollo.
La era de los libros impresos vino a revolucionar a la
civilización. Aunque hay antecedentes de que en China muchos siglos antes ya se
imprimían textos utilizando pequeños bloques de madera con caracteres incisos,
en realidad es al terminar la Edad Media cuando el alemán Johann Gutenberg
inventó la Imprenta basada en los tipos móviles de metal, y así publicó en 1456
la Biblia.
Este descubrimiento sin duda dinamizó el Renacimiento,
e hizo accesible a muchos sectores de la población la Geografía, la Ciencia, la
Cultura, la Literatura, etc. Al grado de que en el Siglo XVI se incrementa la
alfabetización así como el número de obras y de copias impresas.
La imprenta llegó a España en 1471 y en 1492 se
imprime la Gramática de la Lengua castellana de Elio Antonio de Nebrija,
fundamental para la consolidación de nuestro idioma. De ahí llegó a la Nueva
España en 1536, se coincide en que fue el Virrey Don Antonio de Mendoza, a
instancias del Obispo Fray Juan de Zumárraga. Fue la “Escala Espiritual” de San
Juan Clímaco, el primer libro, impreso por Juan Pablo.
En el año 2000 en Estados Unidos se reunió un grupo de
científicos e intelectuales para dilucidar quien a su juicio era el hombre o
mujer que más había contribuido al desarrollo de la humanidad en el milenio que
moría. Francamente se trata de un milenio plagado de estrellas, de genios como
Leonardo Da Vinci, como Dante, Petrarca, Miguel Ángel, como Miguel de Cervantes
Saavedra y William Shakespeare, como Augusto Comte, Pasteur, Carlos Marx,
Federico Engels, Freud, Newton, Einstein, y tantos otros. Pues bien, el ganador
fue Gutenberg, indudable gran promotor del Libro.
A los esfuerzos que por alfabetizar totalmente a la
población se hace en todos los países del mundo paralelamente se busca sembrar
en las nuevas generaciones el hábito de la lectura, porque el ser humano
acostumbrado a leer disfrutara siempre de una vida plena enriquecida por los
Libros. Esto no implica que quien se acostumbre a leer, necesariamente sea más
rico en dinero, eso es posible, pero en lo que no hay duda es en que tendrá una
vida colmada de satisfacciones por la lectura.
¿Qué leer? Esta es una pregunta para cuya respuesta
los padres de familia y
maestros están llamados a orientar y a ser
guías.
Nuestro Primer Secretario de Educación, Vasconcelos,
allá en los años veinte’s tuvo la genialidad de reproducir diferentes libros
clásicos en ediciones rústicas que a precios módicos empezaron a penetrar en un pequeño sector de
la población, porque el 85% de la misma era analfabeta.
Cuarenta años después el presidente López Mateos
establece el libro de texto gratuito que ha beneficiado a millones y millones
de mexicanos.
Por cierto, la UNESCO año tras año designa una capital
mundial del libro y en esta ocasión le tocó a la Ciudad de Wroclaw (Polonia)
por su compromiso con la difusión del mensaje, «el poder de los libros para
fomentar la creatividad y promover el diálogo entre las mujeres y los hombres
de todas las culturas», en todo el mundo y…
Que sigan
perviviendo
Cervantes,
Shakespeare
y el
libro.
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